sábado, octubre 13, 2007

Muerte Luis Quinn enlutece a ocoeños


El Ayuntamiento local declara cuatro días de duelo
El mandamiento cristiano de “servir al prójimo como a uno mismo” guió al padre Luis Quinn durante los 42 años al servicio social y pastoral del pueblo de San José de Ocoa que desde la noche del jueves llora su muerte.

“El padre de San José de Ocoa,” como lo llamaban, falleció el jueves alrededor de las 9:00 de la noche en el Hospital Memory de Miami, Estados Unidos, a los 79 años de edad a causa de varias complicaciones de salud.


Con motivo del fallecimiento del sacerdote, el ayuntamiento de la localidad decretó cuatro días de duelo, la bandera ondea a media asta, las clases fueron suspendidas y el comercio y la mayoría de los centros de diversión cerraron sus puertas en señal de duelo, mientras una emisora local transmite en vivo todo lo que ocurre en relación al hecho.


Cientos de personas han acudido en las últimas horas a la iglesia donde sirvió el padre Quinn, concentrándose en los servicios religiosos en recordación del “Padre Protector de San José de Ocoa”, como lo declarara el Senado de la República.


El religioso nació en Inglaterra el 12 de enero de 1928 y a los 4 años su familia fue a vivir a Canadá. Llegó al país en el 1953 y se estableció en San José de Ocoa en el 1965, adquiriendo la nacionalidad dominicana en el 1998.


Según explicó el sacerdote Julián Hernández, párroco de la iglesia parroquial, todavía no se conoce con exactitud el día en que los restos del sacerdote serán traídos al país, pero dijo que podría ser el lunes o martes de la próxima semana.

El padre Hernández adelantó que una comisión de la localidad acudirá al aeropuerto Internacional las Américas a recibir los restos del cura fallecido desde donde serán trasladado en procesión a San José de Ocoa y durante dos días serán velados ante la presencia de toda la población.


Asimismo, explicó que la tumba donde será enterrado el sacerdote está ubicada en la entrada de la iglesia donde sirvió como cura párroco.


Las huellas de la vocación de servicio del padre Quinn quedaron en su trabajo por los más pobres, la niñez, ancianos y mujeres y el medio ambiente.

A través de la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa , que presidía, hasta noviembre del año pasado, había construido 2 mil 19 viviendas y 7 mil 91 habían sido reparadas.
Por niñez y campesinos

El afán del padre Quinn por orientar a la niñez lo llevó a instalar 12 campamentos educativos y ejecutó un amplio programa de prevención y erradicación de trabajo infantil que logró rescatar a 2 mil 36 menores.


Asimismo, otros 33 niños, niñas y adolescentes que realizaban trabajos inapropiados en labores agrícolas fueron integrados a la actividad escolar.


El área agrícola también tiene el sello del padre Quinn, pues gracias a sus gestiones fueron instalados 27 invernaderos y 33 viveros con capacidad para producir 276 mil plantas anuales y dos viveros institucionalizados con capacidad de producción de 550,000 plantas por año y 58 sistemas de riego individuales que irrigan 800 tareas, que benefician a 175 familias pobres.


Esa labor lo llevó a recibir diversos galardones nacionales e internacionales. En el 2001 el presidente Hipólito Mejía le entregó la medalla al mérito en el grado de Comendador. En el 1984 fue declarado hijo adoptivo de San José de Ocoa.

Otros honores recibidos

En el 2003 el Congreso Nacional lo declaró como “El Padre Protector de San José de Ocoa.”
El papa Juan Pablo II lo condecoró con la Suprema Cruz, en reconocimiento a sus “insignes logros y por su entrega, realizados en grado excelente”. El padre Quinn recibió el premio Clarence H. Moore, en 1991, que se otorga a las personalidades más destacadas de América Latina, en el área de la salud.