domingo, noviembre 25, 2007

Encefalogramas, con gran repercusión en tribunales EEUU -

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Por Martha Graybow

NUEVA YORK (Reuters) - Fue una de las peores matanzas en la historia de Estados Unidos. En agosto de 1966, Charles Whitman asesinó a su esposa y a su madre, luego subió a una torre de la universidad de Texas y con un rifle hirió de muerte a otras 14 personas, antes de que la policía lo matara.

El hombre dejó una nota que decía "No puedo identificar ninguna razón específica para hacer esto." La autopsia reveló que tenía un tumor cerebral, que algunos expertos dicen podría haber afectado sus acciones.

En ese momento, no había modo de detectar tal tumor sin una cirugía.

Pero actualmente, los científicos han desarrollado encefalogramas no invasivos que podrían revelar si una persona tiene una anomalía cerebral que podría afectar su toma de decisiones o provocar violencia, sin grandes implicancias para la ley.

Los neurocientíficos utilizan técnicas funcionales de representación a base de resonancia magnética, en las que la cabeza de una persona se coloca dentro de una máquina como un magneto gigante, para observar regiones neurales del cerebro que monitorean la conducta y regulan las emociones.

Es un campo nuevo, pero uno que podría en última instancia tener en el sistema legal un impacto tan dramático como las pruebas de ADN, dijo Michael Gazzaniga, director de un proyecto para estudiar las consecuencias de la neurociencia en el sistema judicial estadounidense.

La neurociencia "trata de comprender los mecanismos cerebrales que subyacen al comportamiento," explicó Gazzaniga, quien dirige el Centro Sage para el Estudio de la Mente en la Universidad de California, en Santa Bárbara.

En el caso de Whitman, es imposible saber con seguridad si el tumor dio lugar a sus acciones, pero ahora existe una fuerte evidencia científica que afirma que la presencia de anomalías cerebrales "sí aumenta las posibilidades de hacer algo violento," dijo Gazzaniga, también profesor de psicología.

La ciencia, sin embargo, presenta serios desafíos para el sistema legal, el cual podría verse desbordado por personas acusadas de crímenes armadas con resultados de encefalogramas tratando de probar que no deberían ser culpados por sus acciones.

También pone en discusión los complejos problemas del libre albedrío y privacidad, como por ejemplo si la sociedad debería tratar de internar a personas cuyos encefalogramas muestren defectos que podrían predisponerlos a la violencia.

"Debemos examinar con mucho cuidado cómo usar esa información de un modo significativo," dijo Gazzaniga.

"Alguien que presente una función cerebral anormal podría cometer un crimen, pero hay mucha gente con esa misma lesión que no forma parte de actividades criminales," agregó.

PROYECTO DE 10 MILLONES DE DOLARES

El proyecto de Ley y Neurociencia (www.lawandneuroscienceproject.org), financiado con una beca de tres años y 10 millones de dólares de la Fundación MacArthur, reúne a científicos, expertos en derecho y filósofos de más de una docena de universidades, al igual que a varios jueces.

Los organizadores del proyecto, cuya presidenta horaria es la ex jueza de la Corte Suprema Sandra Day O'Connor, dicen que tratarán cuestiones como cuándo las imágenes de los encefalogramas pueden ser presentadas en tribunales y cómo el sistema carcelario debería tratar con criminales convictos con anomalías cerebrales.

Los tribunales ya ven más casos en los que los defendidos quieren usar encefalogramas como evidencia atenuante.

A principios de octubre, una corte de apelaciones de Florida rechazó los argumentos de un hombre condenado por asesinato y robo, quien sostuvo que su abogado lo perjudicó al no presentar los resultados de un encefalograma que el acusado creía podía mostrar que el éxtasis y otras drogas que había consumido le impidieron pensar racionalmente.

La tecnología podría, además, transformar las demandas civiles, como cuando se trata de determinar si una víctima de un accidente automovilístico en un caso por daños personales aún siente dolor.

"¿Se trata de verdadero dolor o es imaginario?," dijo Gazzaniga. Podría ser posible "ponerlos en un escáner y ver si podemos detectar si se activan los centros del dolor," añadió.

La neurociencia, no obstante, claramente presenta desafíos para el derecho, el cual tradicionalmente ha adoptado una postura más bien definida respecto de la responsabilidad: las personas realizan los actos intencionalmente o no.

Pero a medida que los neurocientíficos descubren más sobre cómo nuestros cerebros afectan el comportamiento, la línea que separa la culpabilidad de la inocencia se vuelve más borrosa, dijo Jed Rakoff, un juez de distrito de Nueva York quien pertenece a la junta del proyecto.

"No quiero sobreestimar la situación, pero las implicancias a largo plazo son que el sistema legal incorporará más matices en cuanto al modo en que evalúa la responsabilidad," explicó.

"No es tan fácil decir si un hecho fue intencional o no. ¿Qué se hace con una situación intermedia?," se preguntó Rakoff.

Sin embargo, el magistrado dijo que hacer ingresar a la neurociencia a la corte no significa que los acusados con anomalías cerebrales merezcan un trato preferencial.

Rakoff comentó que la neurociencia estaba conduciendo a hallazgos sobre, por ejemplo, abusadores de sustancias, que sugieren que las raíces de la adicción se encuentran en el cerebro.

Tratar el problema podría requerir que un drogadicto tenga que atravesar un programa mucho más largo que los planes de rehabilitación con internación que los tribunales actualmente exigen.

El juez afirmó que seguramente habrá "mucha ciencia barata" que los abogados intentarán presentar apoyándose en hallazgos científicos. Uno de los objetivos del proyecto será darles pautas a los magistrados sobre el uso de la nueva ciencia.

"Esperamos que para el final de este período de tres años quede claro que la neurociencia puede ser útil para la ley cuando se aplica apropiadamente," dijo el presidente de MacArthur, Jonathan Fanton.

"Esta es una ciencia que ha avanzado dramáticamente en los últimos años y pensamos que si es usada adecuadamente podría hacer que nuestros sistema judicial sea más justo, compasivo pero también más racional," agregó.

(Editado en español por Patricia Avila)

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