Por Víctor Grimaldi
Se me despertó la curiosidad desde que vi el anuncio del encuentro entre el Presidente Leonel Fernández y el de los Estados Unidos Barack Obama.
Empecé a revisar archivos y comprobé que hay tres tipos de invitaciones que se les hacen a los gobernantes huéspedes de la Casa Blanca: 1.Working Visit(visita de trabajo), 2. Official Visit (visita oficial), y 3. State Visit (visita de Estado).
Hasta ahora la única Visita de Estado de un presidente dominicano ha sido la del Presidente Salvador Jorge Blanco, en el mes de abril de 1984. Se recuerda por un acontecimiento trágico que se derivó de la misma.
Ocurrió que a su regreso de la capital de los Estados Unidos junto al Presidente Jorge Blanco, el equipo que encabezaba el gobernador del Banco Central Bernardo Vega adoptó una serie de medidas económicas impopulares que produjeron la poblada con más muertos y heridos que se registra en un solo día de la historia moderna dominicana: centenares de muertos y miles de heridos.
A partir de ese momento se crearon las condiciones para que el Partido Revolucionario Dominicano fuese desplazado del poder dos años después. El Partido de la Liberación Dominicano entonces creció más, y el Partido Reformista Social Cristiano consolidó su liderazgo en la oposición.
Yo he ingresado dos veces en mi vida a la Casa Blanca, donde se encuentran las oficinas y la residencia del Presidente de los Estados Unidos de América.
La primera vez que entré a sus jardines interiores fue en septiembre de 1977, pero un año antes, en el mes de noviembre de 1976, estuve en las puertas de Blair House coordinando con Jody Powell mi visita a Plains, Georgia, para conocer al presidente electo Jimmy Carter, un demócrata de profundas convicciones y actuaciones morales que le había ganado las elecciones al Presidente republicano Gerald Ford.
En septiembre de 1977 todos los Jefes de Estado y de Gobierno de Las Américas habían sido invitados a los actos de la firma del tratado de traspaso del Canal de Panamá, y dos periodistas dominicanos pudimos recibir las credenciales para acompañar al Presidente Joaquín Balaguer cuando el Presidente Carter lo recibió en la Casa Blanca para una audiencia en privado.
Así fue que entramos a la mansión presidencial de Washington con el periodista y luego diputado Marino Mendoza, acompañando a la delegación del Presidente Joaquín Balaguer.
Balaguer fue muy elogiado entonces por el Presidente norteamericano Jimmy Carter.
Los reformistas y balagueristas interpretaron esos elogios como un apoyo a la reelección de Balaguer en mayo de 1978, y ocurrió lo contrario: Carter presionó con todas sus fuerzas para que al Partido Revolucionario Dominicano se le reconociera su victoria el 16 de mayo de 1978.
La segunda visita mía a la Casa Blanca tuvo lugar en los finales del mes de marzo de 1988, y fue con motivo de la invitación para una Visita Oficial que el Presidente electo por el Partido Republicano Ronald Reagan le hizo al Presidente Joaquín Balaguer.
Balaguer esta vez, como también en 1977, se hospedó en la residencia del embajador de la República Dominicana, en un inmueble adquirido por el Estado dominicano durante la Era de Trujillo que aún es el albergue de los embajadores dominicanos en la capital estadounidense.
Recuerdo que los principales funcionarios del Gabinete Presidencial de Reagan: Estado, George P. Shultz; Defensa, Frank Carlucci; y el director gerente del FMI, Michael Candesus, un francés, fueron en procesión a visitar a Balaguer a la residencia oficial del país en Washington.
Estas visitas se realizaron al margen de una reunión de trabajo realizada en la mesa del salón de sesiones del Gabinete de la Casa Blanca, con ambos equipos pesados de los dos presidentes sentados frente a frente. Tengo la foto de Reagan con su gente y de Balaguer con la suya, rodeados de funcionarios y de los empresarios Eduardo León, Papo Menéndez y Felipe Vicini Cabral.
Además, hubo también un encuentro de Balaguer con Reagan en el Salón Oval, y todos almorzaron juntos, y al concluir las sesiones de trabajo y conversaciones Balaguer y Reagan se dirigieron con sus respectivos equipos al Jardín de las Rosas y cada presidente dijo un excelente discurso. Reagan, como era su costumbre, sacó de un bolsillo unas notas, y Balaguer, ciego, improvisó el suyo. Los tengo grabados en video y audio, y los reproduzco ocasionalmente en mi programa de televisión.
Uno de los funcionarios dominicanos presentes me contó que uno de los temas de las conversaciones de 1988 fue la posibilidad de que el entonces dictador u hombre fuerte de Panamá, Manuel Antonio Noriega, se fuese a residir a la República Dominicana.
Una hija de Noriega estaba por esa época casada con un hijo de un destacado general de los gobiernos de los 12 años de Balaguer (1966-1978). Por las presiones de Carter en 1978, Balaguer tuvo que retirarse y sólo en 1986 había logrado ganarle de nuevo las elecciones al PRD. Volvió al Poder con el ingeniero Carlos Morales Troncoso en la boleta vicepresidencial.
Me cuentan que durante la reunión de trabajo cuando el Presidente Reagan mencionó a Noriega, el Presidente Balaguer pidió permiso para ir al baño, y a su retorno a la mesa de conversaciones fue que abordaron el tema Noriega a fondo.
Yo estuve con los periodistas un rato después en el Salón Oval, y escuché cuando estaban sentados ambos presidentes a un periodista norteamericano hacer la pregunta de si Noriega iba para la República Dominicana.
Tengo copia de la transcripción oficial de este encuentro con la prensa, que no es una rueda de prensa propiamente dicha, como lo saben todos los que participan en esta actividad protocolar. Ese documento aparece en los archivos de Ronald Reagan, en su biblioteca. Allí puede ser consultado.
Pero para mí no fue nada accidental o casual que un norteamericano de la prensa preguntara a los presidentes sobre algo que había sido conversado en privado.
Hay que saber lo que era la situación de Centroamérica y la América Latina en 1988. Noriega era un aliado de Cuba, se le acusaba de dar apoyo logístico a las guerrillas revolucionarias centroamericanas y también de propiciar el tráfico de drogas.
En diciembre de 1989 el Ejército norteamericano invadió a Panamá, hizo preso a Noriega, se le mantuvo por 22 años cumpliendo una condena en los Estados Unidos y ahora lo han puesto bajo jurisdicción de la justicia francesa.
Se trataba de un grave problema de seguridad y de tráfico de drogas para los Estados Unidos el dolor de cabeza que representaba Noriega cuando Balaguer fue invitado a una Visita Oficial a la Casa Blanca en 1988.
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