viernes, agosto 20, 2010

Gobernantes Amorales

Por Victor Grimaldi

Inmoral es quien atenta o se comporta de manera contraria a las normas de conducta aceptadas o aquellos modos de proceder en la vida siempre vistos como correctos, favorecedores de la buena convivencia y de respeto a las personas vecinas.

El amoral es quien es indiferente a que esas normas de comportamiento prevalezcan a su alrededor. La muerte de la conducta de moral social para este sujeto es un claro signo de progreso.

Una conducta de amorales es la que ha prevalecido entre muchos de los gobernantes de algunas zonas del mundo desde que se puso fin en 1989 al combate de los principios y las ideas que, organizadas en dos grandes sistemas, se disputaban el control mundial.

Los paradigmas desde entonces cambiaron para muchos.

Ser un triunfador en los asuntos de la vida social y politica fue desde ese momento manifestar una supuesta neutralidad caracterizada por la amoralidad, que no es lo mismo que la inmoralidad, si bien generalmente de la amoralidad se cae finalmente en la tolerancia y la decadencia de los vicios sociales y politicos que todo lo pervierten.

Pues resulta que a veces las consecuencias de estas indiferentes tolerancias pueden ser fatales y dolorosas para el cuerpo social colectivo.

Un ejemplo es el efecto de descalabro que se ha producido en el sistema generador de bienes y servicios a escala planetaria.

Algunas personas insisten en ver en la actual crisis del sistema de la economia mundial una causa eficiente originada en la avaricia o el afan de lucro, cuando esos dos ‘dones’ siempre han estado presentes en casi toda actividad humana.

Para descubrir la verdad hay que buscar debajo de estas apariencias.

En las profundidades de todo podemos hallar una manera de pensamiento sutilmente manifiesto o abiertamente demostrable: el amoralismo relativista superficial.

Fue este tipo de mentalidad el sustituto de las ideas eje que simulaban estar sustentando muchos de los que comenzaron a gobernar tras el derrumbamiento de 1989.

Sin embargo, no todos se han corrompido.

Para bien de la Humanidad, ahora parece que surgen luces de esperanza que nos permiten vislumbrar un futuro promisorio, que ha de ser la antitesis de esta larga noche obscura de las conductas amorales y relativistas.

Lech Walesa, el dirigente que hizo historia en su legendaria Polonia, muy recientemente ha vislumbrado las perspectivas futuras tras los cambios y progresos sucedidos luego del derrumbamiento del muro que separaba a Europa.

Walesa sugiere que se pinte y se renueve y fumigue la casa gubernamental polaca luego de las recientes elecciones en su pais. Ha surgido un nuevo liderazgo polaco. Otro tanto viene sucediendo en otros lugares del Viejo Continente.

En el resto del mundo las esperanzas son buenas, fatal destino de esta triste fase de los gobernantes amorales.

El autor es periodista y Embajador de República Dominicana en la Santa Sede

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