Juan Taveras Hernández (Juan  TH)
 Decir que Hipólito es el candidato presidencial  del gobierno porque encabeza todas las encuestas que se han realizado en los  últimos meses es una mezcla de estupidez y desesperación propia de quienes se  sienten derrotados. La desesperación puede provocar amnesia, stress y hasta  locura. Algunos hasta terminan suicidándose ante la terquedad de los  hechos.
 Decir que las encuestas que dan como favorito a  Hipólito están patrocinadas por el gobierno no resiste ningún análisis. Que el  gobierno ha comprado todas las empresas encuestadora que trabajan en el país  incluyendo las del PRD y las del propio presidente del PRD, es una locura.  
 Decir que los resultados de Gallup que dan a  Hipólito como favorito fueron manipulados porque el gobierno así lo quiso, es  decir que el gobierno compró al director del periódico Hoy, Bienvenido Álvarez  Vega, un hombre insobornable, y al empresario Pepín Corripio, dueño del grupo de  comunicaciones que lleva su apellido, es otra locura.
 No hay dudas de que el pánico se ha apoderado  de los principales representantes del grupo de Miguel Vargas. ¡No saben qué  hacer! No encuentran formas dignas y decentes de enfrentar a Hipólito. ¡Qué  vaina!
 Quienes hasta hace unos meses se mostraban  arrogantes y petulantes, publicando encuestas caseras en todos los diarios,  atribuyéndose un 98% de aceptación, ahora gritan y patalean. No saben cómo  detener el avance impetuoso, sereno y firme de la candidatura de Hipólito  Mejía.
 Quieren provocarlo, que responda, que insulte,  que se torne rabioso. Pero Hipólito no dice nada. Sólo trabaja 15 y 18 horas  todos los días, de lunes a lunes. Su enemigo principal no es Miguel Vargas, es  Leonel Fernández. A Miguel ya lo derrotó. Y en buena lid. La convención de  noviembre no hará más que ratificar su victoria.
 El candidato del gobierno dentro del PRD no es  Hipólito, es otro, en cualquier caso.
 No fue Hipólito quien intentó venderle el PRD  al gobierno.
 No  fue Hipólito quien firmó inconsultamente y sin autoridad orgánica un pacto  secreto con el presidente Leonel Fernández para una nueva Constitución que  prohíbe el aborto de mujeres pobres en cualquier circunstancia; una Constitución  que limita los derechos ciudadanos.
 No  fue Hipólito el que condujo al PRD a su peor derrota electoral para garantizar  que el gobierno obtuviera todos los senadores de la República.
 No es Hipólito el que le vende y le alquila  edificios millonarios al gobierno.
 Hipólito no hace negocios con el  gobierno.
 Hipólito no tiene cola que le pisen. No hay  expedientes en su contra en el país, en España, ni en ningún otro país del  mundo.
 Hipólito no forma parte de ningún cártel.
 Hipólito ni robó, ni mató.
 Un dirigente de las cualidades de Hipólito, que  ha sido presidente de la República, presidente ad-vitan del PRD, no puede ser  tratado como un cualquiera en momentos de desesperación y de locura. Así no se  logra la unidad del PRD que pregona el presidente del partido. A menos que la  unidad sólo sea de palabras.
 Hipólito es un activo del PRD y del país. Sólo  un demente puede decir lo contrario.
 Si alguien ha enfrentado al gobierno; si  alguien ha hecho oposición, ese es Hipólito Mejía. Y lo hace con  responsabilidad.
 Durante  más de seis años el gobierno, con el apoyo de muchos del PRD que deberían estar  en la cárcel por corrupción, ha mantenido una campaña mediática brutal en contra  de Hipólito Mejía para matarlo políticamente. Pero no pudieron los enemigos de  fuera ni los enemigos de adentro. Como el ave fénix Hipólito se levantó de sus  propias cenizas. Y hoy es el virtual candidato presidencial del PRD y  probablemente presidente de la República por segunda vez.
 El gobierno sabe que Hipólito es un adversario  peligroso, que no tiene miedo, que va tras la presidencia de la República  cargado de experiencia y conocimientos, que no tiene intereses económicos en la  industria de la construcción, en el turismo, ni en otros renglones, y que está  dispuesto a enfrentar, del modo que sea necesario, al candidato oficialista no  importa como se llame, ni cuánto poder tenga.
 ¡Hipólito no es el candidato del gobierno,  Hipólito es el candidato del PRD!
 Santo Domingo, R.D., lunes, 23 de agosto de  2010
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