Las declaraciones de un diplomático norteamericano a la cadena Al Yasira coinciden con un cambio de actitud de la Administración Bush con ese país.
JOSÉ LUIS DE HARO/NUEVA YORK
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Durante una entrevista con la televisión árabe Al Yasira, un diplomático estadounidense quiso poner de manifiesto la «arrogancia» y «estupidez» de la Administración Bush, que ha cometido «numerosos errores» en su política internacional en lo que a Irak se refiere. Estas polémicas declaraciones se producen en un momento en que Estados Unidos prepara un borrador para establecer un calendario que otorgue mayor protagonismo al Gobierno iraquí a la hora de lidiar con el azote de violencia en la zona.
Alberto Fernández, director de la diplomacia pública estadounidense en la Oficina para Oriente Próximo, quiso dejar claro que EE UU ha tratado de hacer lo mejor posible en la zona «pero creo que aún así existe un amplio espacio para las críticas. Está claro que ha demostrado mucha arrogancia y cierta estupidez en Irak».
Pese a estas sorprendentes declaraciones, Fernández aseguró que su país «debería mostrarse más humilde» ya que es consciente de «todos los errores que ha cometido en su política exterior» desde que comenzó la guerra en marzo de 2003.
Por supuesto, las reacciones a estas controvertidas palabras no se hicieron esperar. Desde Moscú, el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, no dudó en afirmar en que las declaraciones de Fernández habían sido sacadas de contexto.
Ante el aumento de las críticas y el descontento de la opinión pública, Irak se ha convertido en un lastre para los republicanos que se preparan para las elecciones legislativas del 7 de noviembre con datos que auguran un triunfo demócrata.
En medio de esta polémica, 'The New York Times' publicó ayer que EE UU prepara un borrador de una agenda que traspase un mayor control al actual Gobierno iraquí. Al parecer este plan deberá ser entregado al primer ministro, Nuri Kamal al-Maliki, antes de finales de año para hacerse efectivo a lo largo de 2007.
Cambio estratégico
Según las fuentes citadas por el rotativo, ésta sería la primera vez que EE UU obligaría a Bagdad a aceptar una estrategia con límites temporales, que llevaría al Ejecutivo iraquí a fomentar el desarme de las milicias y lidiar de una vez por todas con problemas en otros sectores como el político, económico y militar en la zona.
Esta agenda no implicaría una salida inminente del Ejército estadounidense, aunque sí sería una evidencia del cambio estratégico que la Administración Bush planea para el país árabe. Además, EE UU podría considerar imponer sanciones si Bagdad no demuestra el suficiente interés en alcanzar algunos de los objetivos más importantes del proyecto.
Hasta el momento, el Gobierno estadounidense ha evitado fijar algún tipo de fechas, condiciones o amenazas al Ejecutivo iraquí, ya que ha insistido en numerosas ocasiones que lo que suceda sobre el terreno sería lo que determinaría cuándo Irak estará preparado para sobrevivir por sí mismo y cuándo las tropas estadounidenses comenzarían a replegarse.
En un comunicado emitido por la Casa Blanca, se aseguraba que «en los últimos meses hemos estado coordinando con los iraquíes una serie de medidas que pueden tomar para asumir un mayor control de su país y formar la base de una nación compacta».
Alberto Fernández, director de la diplomacia pública estadounidense en la Oficina para Oriente Próximo, quiso dejar claro que EE UU ha tratado de hacer lo mejor posible en la zona «pero creo que aún así existe un amplio espacio para las críticas. Está claro que ha demostrado mucha arrogancia y cierta estupidez en Irak».
Pese a estas sorprendentes declaraciones, Fernández aseguró que su país «debería mostrarse más humilde» ya que es consciente de «todos los errores que ha cometido en su política exterior» desde que comenzó la guerra en marzo de 2003.
Por supuesto, las reacciones a estas controvertidas palabras no se hicieron esperar. Desde Moscú, el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, no dudó en afirmar en que las declaraciones de Fernández habían sido sacadas de contexto.
Ante el aumento de las críticas y el descontento de la opinión pública, Irak se ha convertido en un lastre para los republicanos que se preparan para las elecciones legislativas del 7 de noviembre con datos que auguran un triunfo demócrata.
En medio de esta polémica, 'The New York Times' publicó ayer que EE UU prepara un borrador de una agenda que traspase un mayor control al actual Gobierno iraquí. Al parecer este plan deberá ser entregado al primer ministro, Nuri Kamal al-Maliki, antes de finales de año para hacerse efectivo a lo largo de 2007.
Cambio estratégico
Según las fuentes citadas por el rotativo, ésta sería la primera vez que EE UU obligaría a Bagdad a aceptar una estrategia con límites temporales, que llevaría al Ejecutivo iraquí a fomentar el desarme de las milicias y lidiar de una vez por todas con problemas en otros sectores como el político, económico y militar en la zona.
Esta agenda no implicaría una salida inminente del Ejército estadounidense, aunque sí sería una evidencia del cambio estratégico que la Administración Bush planea para el país árabe. Además, EE UU podría considerar imponer sanciones si Bagdad no demuestra el suficiente interés en alcanzar algunos de los objetivos más importantes del proyecto.
Hasta el momento, el Gobierno estadounidense ha evitado fijar algún tipo de fechas, condiciones o amenazas al Ejecutivo iraquí, ya que ha insistido en numerosas ocasiones que lo que suceda sobre el terreno sería lo que determinaría cuándo Irak estará preparado para sobrevivir por sí mismo y cuándo las tropas estadounidenses comenzarían a replegarse.
En un comunicado emitido por la Casa Blanca, se aseguraba que «en los últimos meses hemos estado coordinando con los iraquíes una serie de medidas que pueden tomar para asumir un mayor control de su país y formar la base de una nación compacta».
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