martes, agosto 28, 2007

Al Gonzales el hispano que llegó más alto.

Servicios Google/BBC, Washington

Alberto Gonzales, "Al" para el presidente George W. Bush, será recordado como el hispano que llegó más alto. Pero también el que cayó en picada.

Su carrera como abogado fue una historia de éxito que le llevó a ser reconocido por la comunidad latina e incluso lo nombraron el hispanoamericano del año en la revista Hispanic. Sin embargo, es muy poco el aporte que este alto funcionario hizo a esa comunidad desde el Departamento de Justicia.

"Les recuerdo que vivimos en una gran nación. Yo viví el sueño americano. Mis peores días han sido mejores que los mejores días de mi padre", señaló en su renuncia.
Nació en 1955 y fue el segundo de una numerosa familia de inmigrantes mexicanos que vivían en una casa sin agua corriente ni teléfono.

Fue el primero de su familia en ir a la universidad, y se convirtió en la encarnación del sueño americano.

Pese a ser hijo de padres mexicanos Gonzales no habla español, así lo reconoció cuando BBC Mundo trató de entrevistarlo en ese idioma durante una convención del Partido Republicano que justamente tenía como estrategia la búsqueda de votos dentro de la comunidad latina.

Tras graduarse de la Universidad de Rice, estudió Leyes en la prestigiosa Universidad de Harvard. Su historia quedó unida a la George W. Bush desde 1985, cuando fue nombrado Procurador General de Texas.

Pena capital
En ese puesto, dicen sus críticos, ya dejó ver lo que sería más adelante: la persona que resolvía problemas legales de Bush.

Fue Gonzales uno de los inventores de la formula de "combatiente enemigo".El ejemplo que citan para describirlo de esa manera es que en su puesto como consejero legal del gobernador de Texas, le tocaba opinar y eventualmente recomendar el perdón en algunos casos de pena capital.
Nunca recomendó ni un solo perdón, porque al gobernador no le hubiera convenido políticamente aparecer como débil ante el delito.

El autor de The President's Counselor (el abogado del presidente), Bill Minutaglio, lo dijo claramente: "No es que fuera un asesino silente; era más un facilitador y presencia calmada".
Bush, tras ganar la presidencia, lo trajo a Washington como Consejero Legal de la Casa Blanca y luego -pese a muchas criticas- lo nombró Fiscal General.

Sus críticos dicen que ese puesto lo logró por su lealtad al mandatario y porque es un yes-man ("sí, señor", persona que siempre asiente) que siempre busca la manera, y los huecos legales, para darle gusto a Bush.

Guantánamo
Gonzales fue precisamente uno de los que inventó la formula de "combatiente enemigo" para que no se tuviera que respetar la Convención de Ginebra tras el 11 de septiembre de 2001.
Gracias a esta figura legal, EE.UU. pudo abrir el centro de detenciones de Guantánamo y evitar que los tribunales estadounidenses tuvieran jurisdicción sobre los prisioneros.

"Es uno de los yes-man con los que se rodea Bush. Es como si fuera una voz interna del mandatario que le susurra al oído: 'Sí puedes, aunque los demás te digan que no"', explica a la BBC Jonathan Turley, profesor de leyes en la Universidad George Washington.

Su renuncia causó sorpresa."Siempre le dice a Bush, aunque no sea verdad, que tiene autoridad para hacer lo que quiere. Gonzales ha estado con el presidente desde Texas y siempre la ha servido como chaleco protector", añade Turley.

En estos últimos meses pasó de ser el hispano que más alto había llegado, a ser quien daba la cara en todos los escándalos que afectaron la Casa Blanca.

El más grave, según organizaciones de derechos humanos, fue el del memorando que ayudó preparar Gonzales en 2002 para "redefinir" la tortura.

En ese texto, el funcionario avaló prácticas como el "submarino" (que consiste en amarrar al interrogado en una tabla y sumergirlo en agua).

Gonzales fue también uno de los impulsores de la ley antiterrorista, o Ley Patriótica, aprobada luego del 11 de septiembre de 2001.

Pese a las críticas de sus adversarios, Bush lo nombró Procurador general, un cargo que fue aprobado en febrero de 2005 por el Congreso, cuando aún estaba bajo control del Partido Republicano.

Según los demócratas, la aprobación de ese puesto nunca habría sido posible si ellos hubieran dominado las cámaras.

Fiscales
En su puesto como Procurador General, el caso que golpeó más profundamente su credibilidad fue el despido de ocho fiscales, supuestamente por razones ideológicas.

Al ha sido siempre una voz calmada y firme en los momentos de crisis
George W. Bush

Sus audiencias ante los senadores por ese escándalo quedarán en la historia de su vida como una de sus peores actuaciones.

Gonzales repitió incansablemente que "no se acordaba" de una u otra situación, una respuesta que le dejó pocos amigos, incluso dentro del Partido Republicano.
Muchos, no sólo en la oposición, pero también dentro de la esfera del poder pidieron su renuncia. Bush nunca le quitó su apoyo.

"Al ha sido siempre una voz calmada y firme en los momentos de crisis", aseguró Bush.
"Tiene un principio inquebrantable de respeto de la ley y yo le tengo confianza", enfatizó en varias ocasiones.

Por eso su renuncia causó sorpresa, incluso en los pasillos del Departamento de Justicia, porque -pese a los muchos escándalos- había logrado mantener el puesto y la confianza de Bush.

Ahora, sin embargo, se une a la lista de los muchos otros incondicionales de Bush como Karl Rove, que decide abandonar el barco cuando comienza a calentarse el ambiente de las campañas electorales para noviembre de 2008.

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