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El lingüista y disidente norteamericano de izquierda visitó por segunda vez Chile. Con 77 años, dialogó con líderes indígenas, fue rodeado por una manifestación a las pedradas y hasta justificó la prueba nuclear coreana como “un acto de autodefensa”.
Por Christian Palma
Desde Santiago, Chile
(DE PAGINA 12, ARGENTINA)
Tiene algo más de prensa que hace 10 años, porque muchos lo acaban de conocer recién por la cita que hizo de él Hugo Chávez en su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el pasado 20 de septiembre. Pero siempre está sumergido en el mundo académico, intelectual y seudo intelectual chileno. Noam Chomsky, 77 años, dejó un legado imborrable en este su segundo y quizás último viaje a Chile. Frases como: “Es criminal que Chile no reconozca los derechos de los pueblos indígenas” o la defensa de la política del presidente venezolano –“donde se vive una perfecta democracia”– y la justificación de la prueba nuclear de Corea del Norte como “un acto por la supervivencia” de ese país, grafican el sentir de uno de los pensadores más influyentes de la era moderna, calificado por The New York Times como el intelectual vivo más importante del planeta.
Su primera intervención fue en la Universidad de la Frontera de Temuco, ubicada a 667 kilómetros al sur de Santiago. Tras recibir un Doctorado Honoris Causa, Chomsky inauguró el I Congreso Internacional de Lenguas y Literaturas Indoamericanas y las XII Jornadas de Lengua y Literatura Mapuche.
“Los foros sociales son los espacios que la gente tiene para conversar sobre los problemas que los afectan”, dijo uno de los más fervientes opositores a los gobiernos de Estados Unidos desde la década de los 60, cuando denunció la intervención militar de su país en Vietnam. O en 2003, cuando asistió al Foro Social Mundial de Porto Alegre y llamó a una movilización mundial contra la invasión en Irak. Chomsky valora el espacio horizontal y participativo que generan los foros sociales.
“Hay otros foros como el Económico Mundial, que reúne a los intereses corporativos, banqueros, intelectuales y que trabajan en torno de los intereses de las grandes corporaciones a los cuales llaman globalización; mientras que a los foros de la gente, los tildan de antiglobalización y la realidad es exactamente lo contrario, dadas sus posturas económicas”, sostuvo el lingüista.
Tal como lo hizo hace tres años en Brasil, Chomsky se dio tiempo para conocer la realidad de la gente, en este caso, el pueblo mapuche. Juan Pichun, werken de la comunidad Temulemu, fue tajante: “Si usted fuera George W. Bush, no habría aceptado reunirse conmigo, porque yo soy hijo de un supuesto terrorista”, dijo en alusión a su padre, el lonko Pascual Pichún Paillalao, acusado por el Estado chileno de “amenaza terrorista”.
Chomsky respondió: “Los derechos de los pueblos indígenas forman parte de esa otra globalización, aquella que no gusta a los estados, pero que es una realidad”. El diálogo continuó: “No hay diferencia entre dictadura militar y democracia. El gobierno, supuestamente democrático, supuestamente socialista, nos persigue y nos oprime tal como lo hacía la dictadura de Pinochet. Hoy tenemos luchadores sociales, hermanos dirigentes, lonkos tradicionales, encerrados en cárceles en todo el sur del país y eso es algo que las autoridades ocultan ante el exterior”, añadió Pichún.
“La globalización es una realidad histórica y no son los pueblos indígenas, no son los campesinos sin tierra, quienes se oponen a ella. Son los estados, son las corporaciones, quienes intentan decirnos que existe una sola globalización, un solo tipo de globalización que es aquella de los mercados mundiales”, complementó Chomsky.
El periplo del académico siguió en Santiago. En la casa central de la Universidad de Chile –con otro Doctorado Honoris Causa en el bolsillo–, Chomsky dictó la conferencia “América latina en la planificación global de Estados Unidos”. El académico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), figura clave de la izquierda radical estadounidense, describió con detalles el actuar de los Estados Unidos en política internacional durante los últimos siglos. Con ironía pero también con mucha reflexión, Chomsky cuestionó las constantes intervenciones norteamericanas en pro de una mal entendida democracia que, basada en la doctrina Monroe, “parece estar más cerca de regímenes como los de Hitler o Stalin”, en lugar de la gente y los pueblos del mundo.
Chomsky también se refirió a las recientes intervenciones estadounidenses en varios lugares del mundo promoviendo su idea de “democracia”. El intelectual definió la “misión mesiánica de Bush” como parte de una “política salvaje” emprendida por los Estados Unidos en pos de mantener su hegemonía. Para él, la “política del terror” impuesta por los gobiernos de su país sólo ha incrementado los índices de pobreza en el continente.
El hombre que revolucionó la lingüística del siglo XX citó también al presidente Kirchner: “El Fondo Monetario Internacional ha implementado políticas que han causado pobreza y dolor en el pueblo argentino”, dijo parafraseando al mandatario el día que anunció la decisión de pagar “casi un trillón de dólares para liberarse del FMI para siempre”. Junto a ello, Chomsky calificó al organismo multilateral como “una sucursal del Departamento del Tesoro norteamericano”.
El periplo de quien fijara con todo rigor el campo para el estudio científico del lenguaje, terminó el viernes en Iquique, a 1800 kilómetros al norte de Santiago, con la charla “Democracia y desarrollo: sus enemigos y esperanzas”. Aun cuando Chomsky ha sido virtualmente marginado de los grandes medios de prensa norteamericanos y la difusión de sus ideas se da mayormente en medios europeos como la BBC y Le Monde Diplomatique o publicaciones alternativas, es un imperdible. Imperdible, eso sí, que en Chile se lo perdieron casi todos.
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