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Los productos que serán gravados con el Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (Itbis) han empezado a escasear y en muchos lugares se exige la compra de otros comestibles para venderlos.
Es así como el azúcar, la mantequilla y el aceite, además de subir de precio, necesitan estar acompañados de al menos otros cuatro productos para ser expendidos.
La condición para adquirir cinco libras del endulzante es que se haga una compra o que al menos se compren artículos esenciales para el hogar.
Lo mismo ocurre con la mantequilla y en menor grado con el aceite. En lo que toca al chocolate y al café, también han experimentado alzas.
La justificación dada por los establecimientos que llevan a cabo la práctica radica en que esas mercancías han registrado una escasez que obliga a racionarlas.
“En el país no hay azúcar y por eso no la estamos vendiendo sola, porque tenemos una cantidad limitada”, explica Pablo Méndez, supervisor de un supermercado.
Las explicaciones ofrecidas son similares en cada uno de los centros que han asumido esa postura.
Evidentemente, la situación ha generado malestar entre los consumidores, que la catalogan como abusiva.
“Hay que gastar hasta cinco veces más de lo que cuesta el producto para poder llevarlo”, se quejaba Carmen Vargas, que no tuvo más opción que dejar en la caja el azúcar que pretendía comprar en un supermercado de la avenida Duarte.
En algunos colmados también se ha iniciado “la labor de racionar” la venta del dulce, y los dependientes alegan que tienen instrucciones de no detallar más de cuatro libras, salvo que se compren otras cosas.
Uno de los motivos que esgrimen es que cuando se anuncia que un producto va a subir de precio, la gente tiende a comprar para reservar, por lo que se hace necesario hacer la venta más equitativa.
Sin embargo, esa opinión es contrarrestada por los que aseveran que lo que se busca es guardar la mercancía para cuando suba de precio venderla más cara.
“Lo que se hace en esos casos es esconder para especular, los comerciantes acaparan y luego venden a un costo más alto, es un negocio redondo”, dice el economista José Arenoso, que llama a las autoridades a poner freno a ese mal hábito.
En torno a la especulación, que es calificada como una infracción, desde la Secretaría de Industria y Comercio se afirma que se harán indagaciones para tomar medidas en torno a la situación y evitar que la práctica genere más inconvenientes.
Mientras, la más afectada, la población espera que no se le amplíe el castigo y que realmente se tomen cartas para evitar que la reforma fiscal se convierta en el enemigo público número uno, y que la especulación se castigue.
En busca de los culpables
El azúcar, dejada fuera del paquete de artículos que se gravaron en la anterior reforma implementada por este Gobierno, ahora se incluye entre los que han visto subir su precio a consecuencia del anuncio de que se le aplicará el Itbis, lo mismo ocurre con el café, la mantequilla y el chocolate.
Los comerciantes también levantan su voz y aseguran que venden los productos más caros porque los compran a un costo más elevado.
“Nosotros tenemos un margen de ganancias y vendemos según compramos, los especuladores no son los colmaderos”, expresa Héctor Pérez, que asegura que aunque los precios son más altos ahora, el nivel de ganancias es menor, porque la población opta por reducir el consumo de los artículos que experimentan alzas de precios.
Es así como el azúcar, la mantequilla y el aceite, además de subir de precio, necesitan estar acompañados de al menos otros cuatro productos para ser expendidos.
La condición para adquirir cinco libras del endulzante es que se haga una compra o que al menos se compren artículos esenciales para el hogar.
Lo mismo ocurre con la mantequilla y en menor grado con el aceite. En lo que toca al chocolate y al café, también han experimentado alzas.
La justificación dada por los establecimientos que llevan a cabo la práctica radica en que esas mercancías han registrado una escasez que obliga a racionarlas.
“En el país no hay azúcar y por eso no la estamos vendiendo sola, porque tenemos una cantidad limitada”, explica Pablo Méndez, supervisor de un supermercado.
Las explicaciones ofrecidas son similares en cada uno de los centros que han asumido esa postura.
Evidentemente, la situación ha generado malestar entre los consumidores, que la catalogan como abusiva.
“Hay que gastar hasta cinco veces más de lo que cuesta el producto para poder llevarlo”, se quejaba Carmen Vargas, que no tuvo más opción que dejar en la caja el azúcar que pretendía comprar en un supermercado de la avenida Duarte.
En algunos colmados también se ha iniciado “la labor de racionar” la venta del dulce, y los dependientes alegan que tienen instrucciones de no detallar más de cuatro libras, salvo que se compren otras cosas.
Uno de los motivos que esgrimen es que cuando se anuncia que un producto va a subir de precio, la gente tiende a comprar para reservar, por lo que se hace necesario hacer la venta más equitativa.
Sin embargo, esa opinión es contrarrestada por los que aseveran que lo que se busca es guardar la mercancía para cuando suba de precio venderla más cara.
“Lo que se hace en esos casos es esconder para especular, los comerciantes acaparan y luego venden a un costo más alto, es un negocio redondo”, dice el economista José Arenoso, que llama a las autoridades a poner freno a ese mal hábito.
En torno a la especulación, que es calificada como una infracción, desde la Secretaría de Industria y Comercio se afirma que se harán indagaciones para tomar medidas en torno a la situación y evitar que la práctica genere más inconvenientes.
Mientras, la más afectada, la población espera que no se le amplíe el castigo y que realmente se tomen cartas para evitar que la reforma fiscal se convierta en el enemigo público número uno, y que la especulación se castigue.
En busca de los culpables
El azúcar, dejada fuera del paquete de artículos que se gravaron en la anterior reforma implementada por este Gobierno, ahora se incluye entre los que han visto subir su precio a consecuencia del anuncio de que se le aplicará el Itbis, lo mismo ocurre con el café, la mantequilla y el chocolate.
Los comerciantes también levantan su voz y aseguran que venden los productos más caros porque los compran a un costo más elevado.
“Nosotros tenemos un margen de ganancias y vendemos según compramos, los especuladores no son los colmaderos”, expresa Héctor Pérez, que asegura que aunque los precios son más altos ahora, el nivel de ganancias es menor, porque la población opta por reducir el consumo de los artículos que experimentan alzas de precios.
La población sin defensa
En momentos en que la nación se sume en la incertidumbre de si se aprobará o no la reforma fiscal con los impuestos que contempla para “unos cuantos” artículos básicos, los comerciantes se tiran el balón de la responsabilidad de las alzas de precios registradas casi inmediatamente después del anuncio oficial que hiciera el presidente Leonel Fernández, sobre la aplicación del 16 por ciento de Itbis a esos artículos, y las autoridades no han manifestado su posición frente a los impases que la situación acarrea.
“Los comerciantes hacen lo que les da la gana y no tienen quien se los impida y el Gobierno no ha dicho nada sobre la actitud de racionar algunos productos “, expone Luisa Mejía, ama de casa.
“Los comerciantes hacen lo que les da la gana y no tienen quien se los impida y el Gobierno no ha dicho nada sobre la actitud de racionar algunos productos “, expone Luisa Mejía, ama de casa.
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