Generales y coroneles latinoamericanos bailan en medio del salón con muchachas del ballet folclórico de la Secretaría de Turismo. (El Nacional/Leo Reyes)
------POR LEO REYES
De El Nacional, Vespertino Dominicano
A los jerarcas militares latinoamericanos les salió el negro y la bronca cuando estalló el tambor de Villa Mella, el mismo tambor que vino de Africa, "por la ruta de los ciclones, en la sentina de los barcos negreros".
El estallido del tambor y el jaleo de la mangulina embriagó a los oficiales, los hizo mover el torso, agitar los brazos y sentirse como poseídos por una música que evocaba a los abuelos, engrillados en las naos, y al látigo de los capataces en las minas y las plantaciones cañeras.
Unos pocos se levantaron de sus asientos, tomaron pareja y bailaron, con el estímulo que dejan algunas copas de vino y la sensualidad de un baile y una música que agitan pies y manos.
Una orquesta, un conjunto de música típica y los atabales de Villa Mella recrearon la herencia del negro en estos encopetados jerarcas militares, generales y coroneles venidos de todos los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La presencia de Africa en los colores vivos, en el tambor telegrafiante, en los cuerpos jadeantes, en el cimbrear de las cinturas, en los esguinces corpóreos, en la expresión y belleza de la cultura y en el escenario, era inocultable.
El vino añejo se sirvió primero, Francis Santana, Fausto Cepeda, Félix del Rosario, Frank Cruz, Alicia Baroni, el maestro Armando Beltré... y el general Frías, compositor y músico.
Después vino la bachata, expresión plebeya de la música vernácula, y las parejas de bailadores traídos de Nigua, San Cristóbal, y otras comunidades ganadores de premios en concursos nacionales e internacionales.
Era la música de guardia. "Quien bien baila, bien trabaja", decía con cierta picardía y suelta malicia el maestro de ceremonia.
Algunos, torpes de movimiento, no encontraban el paso al merengue y no hacían más que saltar.
El ballet folclórico de la Secretaría de Turismo y los diablos cojuelos dieron colorido al acto.
Ocurrió anoche en la recepción que el secretario de las Fuerzas Armadas, teniente general Ramón Aquino García, y su Estado Mayor Conjunto ofrecieron a los profesores, asesores y cursantes del Colegio Interamericano de Defensa, de visita por cinco días en el país.
Un espectáculo musical y cultural fue lo que presentó las Fuerzas Armadas en el Salón Independencia durante la cena a los militares latinoamericanos.
Al final a los jefes militares se les obsequió un CD de la música de los países de cada uno de ellos. Desde luego, comenzando por Compadre Pedro Juan.
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