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Los latinoamericanos rindieron hoy culto a la vida con un multitudinario concierto, visitas a los cementerios, flores, jaculatorias e incluso un ciclo de cine de terror como parte de las celebraciones del Día de Muertos.
Las movilizaciones de personas que abarrotaron los cementerios y usaron el fin de semana con festivo para salir de viaje agravaron el caos aéreo en Brasil, generado por la huelga de los sindicatos en demanda de mejoras salariales, y en Ecuador decenas de pobladores bloquearon la carretera de acceso a la turística Esmeraldas.
El sacerdote Marcelo Rossi, la cara más visible del movimiento carismático en la Iglesia brasileña, congregó a más de un millón de personas en el autódromo de Interlagos de Sao Paulo, para 'recordar con alegría' a los fallecidos.Bajo el lema 'Saudade sí, tristeza no', Rossi convocó a los fieles a asistir a lo que calificó como un 'concierto-misa', en el que participaron él y una veintena de cantantes populares.
'Si sólo hubiesen venido 10.000 personas ya estaría feliz', dijo el sacerdote, que además fue una suerte de maestro de ceremonias del concierto, que se prolongó durante unas diez horas.
En el resto del país, los brasileños, como es costumbre cada 2 de noviembre, se volcaron en masa hacia los cementerios, que en su gran mayoría contaron con un refuerzo policial especial.
En Uruguay unas 250.000 personas visitaron hoy los cementerios de la capital, lo que obligó a la Intendencia Municipal de Montevideo a implementar un operativo de seguridad y un sistema especial de transporte colectivo.Los salvadoreños aprovecharon una vez más la fecha para recordar a las víctimas de violaciones de derechos humanos y de terremotos.
La Comisión de Trabajo en Derechos Humanos Pro Memoria Histórica de El Salvador celebró una misa en el centro de San Salvador, donde familiares de desaparecidos durante la guerra civil colocaron flores en el 'Monumento a la Memoria y a la Verdad'.Asimismo, los familiares de los desaparecidos del conflicto interno peruano (1980-2000) acudieron al monumento 'El ojo que llora', levantado en honor a las víctimas de ese período en un distrito céntrico de Lima.
Los deudos de los desaparecidos, que según cifras oficiales ascienden a 12.000, colocaron dos centenares de fotos alrededor del monumento junto a ofrendas florales, velas y mensajes.
También se recordó a los difuntos con cantos o con la música de violines, acordeones o guitarras.
Los cementerios de las principales ciudades de Honduras también se vieron muy visitados, camposantos en su mayoría nuevos porque los que habían fueron arrastrados total o parcialmente por las lluvias que causó el mortífero huracán Mitch, a finales de 1998, que dejó un total de 5.657 muertos.Los mexicanos también aprovecharon la ocasión para instalar una pantalla junto a un crematorio y unas butacas entre las tumbas de un cementerio para proyectar un ciclo de cine de terror que reunió a decenas de personas en Ciudad de México, como parte de las celebraciones del Día de Muertos.La Procuraduría (fiscalía) Federal del Consumidor (Profeco) también utilizó la fecha para divulgar un informe en el que asegura que morirse en México y ser enterrado cuesta entre 7.000 y 300.000 pesos (655 a 28.000 dólares).
En Argentina el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco de Buenos Aires inauguró un altar dedicado a los artistas mexicanos Diego Rivera y Frida Kahlo, y a los poetas argentinos Oliverio Girondo y Norah Lange, como 'ofrenda' del Día de Muertos.El altar, que se exhibirá hasta el próximo 11 de octubre, presenta pequeñas calaveras y los típicos tacos mexicanos junto con las fotos de los cuatro homenajeados.
En tanto, los nicaragüenses acudieron hoy a los cementerios para limpiar de maleza y adornar las tumbas de sus difuntos con la prohibición de ingresar o consumir comidas.
Esa fue una de las medidas sanitarias adoptadas para combatir la epidemia de leptospirosis que el país afronta desde octubre pasado y que ha dejado nueve fallecidos y unos 2.700 sospechosos de padecer esta enfermedad transmitida por el orín de las ratas.
Y en Chile, previendo la masiva asistencia, el Cementerio General de Santiago, el más antiguo del país, habilitó un sistema digital con pantallas para que los visitantes ubiquen la sepultura de sus deudos.Entre otros innovadores servicios, puso en funcionamiento diez 'ciclocarros' para trasladar a mujeres embarazadas, personas de la tercera edad y discapacitados, así como seis oficinas de información.
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