Santo domingo.- La venta sin control y obsequios promocionales en actividades públicas de medicamentos indicados contra la impotencia sexual o como estimulantes, se está convirtiendo en una peligrosa práctica, ya que está siendo usada por personas que no los necesitan, sobre todo jóvenes, lo que les puede acarrear problemas no sólo en la salud física, sino también psicológica.
La advertencia fue hecha ayer de forma separada por el urólogo Juan Caraballo y el cirujano cardiovascular Freddy Madera, quienes señalaron que estos medicamentos sólo deben ser tomados por personas que presenten problemas de impotencia sexual o disfunción eréctil, previa evaluación médica, sin embargo ahora son ingeridos por cualquier persona sin ningún tipo de control de su salud.
Señalaron que si esos medicamentos, que son vasodilatadores, son tomados por alguna persona con problemas cardiovasculares u otras enfermedades de base o que esté tomando otro medicamento que contenga nitratos, los riesgos o efectos secundarios son altos, entre ellos padecer infarto y hasta la muerte.
Explicaron que la función de estos medicamentos es la de mantener una erección adecuada, ya que la erección es el llenado de sangre de los cuerpos cavernosos del pene, y para que esto se produzca con bastante presión debe haber una buena circulación y dilatación de las arterias, y las medicinas mantienen la dilatación de los elementos vasculares del pene para que se produzca una erección rígida y duradera.
Destacaron la necesidad de que se establezcan controles para el expendio de esos medicamentos y de la promoción que se hace de los mismos, ya que la persona que los usa puede tener 30 años, pero podría tener una insuficiencia cardíaca congestiva, y se lo toma sin saber las consecuencias.
Efectos secundarios
Aunque Caraballo asegura que el principal daño que puede causar el uso de este tipo de medicamentos en jóvenes que lo consumen es de tipo psicológico, porque los convierte en personas inseguras, para el doctor Madera los peligros son más complejos ya que los efectos secundarios son múltiples.
Caraballo explicó que los medicamentos que se venden para las relaciones sexuales, no son estimulantes sexuales, sino medicinas que mantienen una erección adecuada. “Recomiendo a aquellas personas que tienen una erección normal que no tomen ningún tipo de medicamentos para mejorarla, porque no las necesitan y puede que se estén haciendo inseguros”, señaló.
Explicó que los que necesitan tomar esos medicamentos son los que tienen trastornos comprobados de la erección de tipo vascular, los arterocleróticos, diabéticos, los de edad avanzada, que tienen daños en la microcirculación peneana.
Dijo que ahora está ocurriendo que los pacientes que más los usan son los jóvenes para dar seguridad al acto sexual.
“La mayoría de los hombres jóvenes que los usan son aquellas personas inseguras sexualmente”, señaló el especialista de la urología. Entre las consecuencias en los jóvenes, dijo que el efecto secundario es poco, porque está contraindicado en los que tienen fallos cardíacos o en los que toman derivados de nitratos, sino que se manifiesta mayormente de manera psicológica.
Señaló que su uso se ha ido generalizando entre los 18 y 45 años, edades en que el consumo de estos medicamentos es innecesario. Sobre el tema, el cirujano cardiovascular Freddy Madera aseguró que los efectos secundarios del uso sin control de este tipo de medicamentos van desde leves y transitorios cambios de color, visión borrosa, congestión nasal, sueños anormales, trastornos gastrointestinales, así como arritmias ventriculares, hemorragias cardiovascular e isquemia transitoria.
Dijo que esos medicamentos relajan el músculo liso, lo que provoca que vasodilaten y llenen las venas, lo que produce una erección que ayuda al problema de la impotencia, pero que al tener una función cardiovascular no puede ser utilizado sin prescripción médica, quien primero debe evaluar al paciente y asegurarse que no tenga una contraindicación.
Madera dijo no entender cómo en el Estadio Quisqueya durante los juegos de pelota, donde acuden muchos niños, se reparten estos medicamentos de manera jocosa e indiscriminada sin saber el grave peligro al que se puede estar exponiendo a las personas, y que lo mismo ocurre con su venta hasta en los colmados.
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