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Buenos Aires, 22 de marzo. Una impresión negativa causó aquí en medios oficiales una declaración del tercer mando más importante del Departamento de Estado estadunidense, Nicholas Burns, quien criticó que el gobierno de Argentina permitiera un acto masivo antimperialista del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el pasado 8 de marzo en esta capital, mientras el mandatario George W. Bush visitaba Uruguay.
"Lamento que esa protesta se haya realizado allí, el mismo día en que nuestro presidente estaba en Montevideo", dijo Burns durante una conferencia en el centro de estudios del Consejo de las Américas en Washington, según el periódico Clarín.
Este diario y el periódico conservador La Nación se encargaron en su momento de transmitir las "inquietudes" provocadas por el acto de Chávez, al que asistieron miles de personas en rechazo a la gira del presidente de Estados Unidos por América Latina, lo que se sumó a grandes las manifestaciones populares en otros países en protesta a la presencia de Bush en el subcontinente.
Burns se dirigió directamente al embajador argentino en Washington, José Octavio Bordón, para expresar el descontento de su país. "Lamento decirle esto, señor embajador, pero ese es el sentimiento (de nuestro gobierno) sobre eso".
Esta posición pública dejó atrás una cantidad de declaraciones de funcionarios estadunidenses, que actuando como fuentes reservadas utilizaron un camino encubierto mediante periodistas de los medios citados para hacer llegar su inconformidad al gobierno argentino, que ya dejó claro que no acepta intervenciones en este tema.
Pero familiares de víctimas de la dictadura, que preparan los actos del 24 de marzo, también rechazaron esta postura de Estados Unidos y recordaron a este periódico que Washington "debería ofrecer disculpas por haber instalado dictaduras del terrorismo de Estado, y no inmiscuirse en decisiones soberanas de nuestros países".
En tanto, organismos de derechos humanos, sociales, sindicales y políticos continúan sin superar sus divisiones. Por lo pronto, habrá varios actos el 24 de marzo y al menos dos marchas distintas.
"Hay un solo camino de derechos los humanos, pero somos humanos y elegimos caminos... caminos divididos. Que no intenten los hombres con todas sus miserias desvirtuar el sentido del derecho que existe de intentar un camino. Deponer intereses, discutir y acercarnos... caminar todos juntos (...) ¿O es que acaso se olvidan que era sólo el camino siniestro del perverso asesino? Genocidas unidos y exterminio de vidas", expresa en una carta poema María Cristina Saborido, detenida desaparecida y sobreviviente del centro clandestino de detención Pozo de Banfield.
"Y los muertos? ¿Dónde van cuando lleguen? ¿Con los unos? ¿Los otros?... o tal vez con ninguno. Dividieron las fuerzas... divididos no hay fuerzas", añade.
Esta carta expresa una de las demandas más dolorosas en una sociedad que sigue esperando por justicia pero también por la unidad de las fuerzas que luchan por los derechos humanos.
Para Saborido, es esa desunión la causa de que aún Julio López, desaparecido en septiembre del año pasado después de declarar en una causa clave, continúe sin aparecer. Incluso desde su desesperado llamado afirma que por esa misma razón han regresado las amenazas.
"Tenemos que atrevernos a plantearnos las cosas. A tomar la palabra. A escuchar otras voces", señala.
No es la única que expresa esta demanda. A 31 años del golpe de Estado que dejó 30 mil desaparecidos, miles de muertos, una destrucción social y política que marcó el comienzo de la entrada del neoliberalismo rampante, Abuelas y Madres (Línea Fundadora) de Plaza de Mayo, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, el Servicio de Paz y Justicia, HIJOS de la regional capital y otros organismos hicieron una convocatoria a la marcha que organizan.
"Hace muchos años que venimos diciendo que cuando el pasado no se salda, que cuando no se hace caer el brazo de la ley sobre los crímenes (...) lo que pasó no deja de pasar. Pero este año, en este nuevo aniversario del golpe de estado de 1976, los hechos nos dan cruelmente la razón. No están presos todos los que deben estar, se tardan años en buscar y dar por presentadas las pruebas de lo que ya está enormemente probado, y a nuestra larga lista de dolores tenemos que sumar a Julio López, quien sobrevivió al horror, tuvo el coraje de volver a armar su vida, de dar testimonio para encarcelar a uno de los criminales más sádicos", reclama la convocatoria.
El documento señala también que este año "otra silla vacía, otro ropero con ropa que no se usa, otro plato que espera en la mesa. Si no hay justicia el pasado se repite y se repite. No importa cuántas vueltas hayamos dado a la pirámide, cuántos genocidas hayamos escrachado, cuántos tribunales hayamos recorrido. Si no hay justicia vuelve a pasar. Por eso, por los que llevan más de 30 años ausentes, por todos los que la policía mató en democracia con su gatillo fácil, por todas las veces que se volvió a usar la picana en una comisaría, y por Julio López, se debe llegar hasta el final. Todo lo que ya hemos luchado nos hace dignos pero todo lo que nos falta es imprescindible".
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