Ése es el hilo argumental de El juicio de Tony Blair, una sátira televisiva que el canal 4 británico emitirá la próxima semana y que fue presentada ayer a la prensa.
La película muestra a un ex primer ministro atormentado por las pesadillas sobre la guerra y por el temor a ser asesinado por un terrorista suicida y que se convierte al catolicismo para lograr la absolución de sus pecados.
Blair es víctima de alucinaciones: en una escena ve un ataúd cubierto con la bandera británica en la cocina de su casa, en otra ve a un niño iraquí muerto tras el bombardeo de su casa, y en una tercera un terrorista suicida está a punto de hacer saltar por los aires su oficina.
El ex primer ministro llega a ver incluso cómo los informativos anuncian su propia muerte tras haber salido a dar un paseo solo, en una referencia a lo ocurrido con David Kelly, el científico que suicidó tras acusar al gobierno de haber exagerado la amenaza iraquí para justificar la guerra.
“¿Qué he logrado durante mis mandatos?”, pregunta un Blair, obsesionado por su legado a una hipercrítica, a su esposa, Cherie Blair. “Haré un té”, responde ésta despectiva.
El actual presidente estadounidense, George W. Bush, por su parte, aparece en rehabilitación tras ser hallado en un estado de coma en su rancho.
En la película, Blair está convencido de que va a ser fichado por la ONU o la Casa Blanca como asesor, pero su antiguo aliado le da una puñalada trapera y permite su procesamiento en La Haya para de esa forma librarse Washington
de sus propias responsabilidades.
A consecuencia de sus problemas judiciales, el ex primer ministro tiene que ser llevado de urgencia al hospital, aquejado de molestias cardíacas, pero Brown le acusa de “fingir” y de seguir el ejemplo del ex dictador chileno Augusto Pinochet.
La sátira concluye con un Blair encerrado en una celda, mientras es trasladado a La Haya para ser sometido allí a juicio por un tribunal internacional.
mailto: miturbides@yahoo.com
Volver al directorio:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario