Chávez adelantó la reducción del IVA en 5 puntos porcentuales para «frenar los fenómenos que nos amenazan y fortalecer la economía». La rebaja se realizará en dos tramos: 3 por ciento a partir del 1 de marzo y otros dos puntos adicionales desde el 1 de julio. Según Hugo Chávez, «se estima que disminuya la inflación en 3 puntos al año», aunque la decisión representará para el Estado un sacrifico fiscal de entre 7 y 8 billones de bolívares anuales (3.250 millones de dólares).
Simultáneamente, Chávez exigió al Seniat (el eficaz servicio tributario de Venezuela) que aumente la recaudación en el Impuesto sobre la Renta y cree nuevos impuestos por el patrimonio y la posesión de bienes de lujo. Estas medidas se suman a la eliminación del IVA en los alimentos de primera necesidad y al incremento en el cupo de divisas para viajeros y compras en internet, con el objetivo de «frenar el brote especulativo e inflacionario».
Además, el dirigente bolivariano adelantó la reducción de tres ceros a la moneda nacional, el bolívar, para alcanzar «el bolívar fuerte», lo que estima provocará la disminución de billetes en circulación, una mayor eficiencia en el sistema de pago y la confianza en la moneda nacional.
«El objetivo es reducir la inflación a un dígito anual (en 2006 fue del 17 por ciento), derivando en un nuevo bolívar: el bolívar fuerte, el «cachete»», dijo Chávez, en referencia a la vieja moneda de 5 bolívares de plata, mientras sostenía una pieza frente a la cámara. Y anunció el 4 de febrero de 2008 (aniversario de su intentona golpista de 1992) como fecha para la puesta en circulación del bolívar revalorizado.
Un «delito»
Chávez también anticipaba la inmediata aplicación de una ley contra productores, distribuidores y vendedores de alimentos que, supuestamente, acaparan alimentos con fines especulativos, provocando el desabastecimiento de los mercados. Señaló que ésta -emitida por decreto, gracias a la Ley Habilitante que le ha conferido poderes casi plenos- prevé la «nacionalización de frigoríficos, mataderos, unidades productivas de ganadería, etc.», así como multas, penas de prisión de hasta seis años e inhabilitación para la práctica del comercio a sus violadores.
En este sentido, el mandatario calificó como «delito» las declaraciones del presidente de la Cámara Venezolana de Industrias de Alimentos (Cavidea), Pablo Baraybar, quien planteó la necesidad de aumentar los precios de los productos regulados para evitar la escasez. En su habitual tono desafiante, el líder revolucionario retó a Baraybar a que «trate de boicotear al pueblo: le voy a tomar todas las instalaciones de Cavidea».
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