Los constantes pleitos que escenifican las pandillas conformadas por adolescentes y las disputas que se originan por el control de los puntos de venta de droga, hacen a sus moradores afirmar que el sector Buenos Aires, en Herrera, es un lugar en la que se ha convertido en un riesgo vivir.
El temor es tal en la zona que la asistencia a las escuelas ha mermado y han aumentado los casos tratados por el sicólogo escolar.
Las reuniones conjuntas realizadas por los clubes culturales, las juntas de vecinos y la Policía no han logrado aminorar el problema y, por el contrario, las balaceras se han hecho más reiteradas.
Las organizaciones comunitarias culpan a la Policía de actuar con indiferencia frente a la situación y exigen que se implemente el Plan Barrio Seguro.
“El problema de la Policía es que nunca está cuando ocurre el hecho, llega después que ha pasado todo”, expresa Eduardo Acosta, dirigente del Club 16 de Agosto.
Indica que cuando les exigen a los uniformados actuar, se excusan con el alegato de que detienen a los supuestos infractores, pero que ante la falta de querellas no tienen más opción que dejarlos en libertad.
Las juntas de vecinos elevan su voz y aseguran que el barrio se siente desamparado ante la avanzada de la delincuencia.
“Son niños los que están en esas acciones, forman bandas, se pelan por cualquier cosa, y no hay una calle en la que no haya puestos de droga”, manifiesta Lucas Peña.
En cuanto a la gravedad del inconveniente, el profesor José Ramírez informa que la escuela 16 de Agosto estuvo cerrada por tres días a raíz del incidente del lunes, en el que murió Miguel Ángel Rodríguez Féliz, de 17 años, y además, resultaron heridas otras personas.
Al día siguiente, Wilkins, un hermano del chico, también fue muerto a tiros por agentes policiales.
“Eso del lunes fue un pleito entre pandillas que se armó cerca de aquí, no sé si ese muchacho muerto estaba involucrado en alguna, pero no fue el único baleado”, precisa.
Ramírez expone que justo al lado del plantel, en un edificio en construcción, funcionaba un punto de venta de estupefacientes, que se eliminó al concluir la obra.
Sobre la extensión del Plan de Seguridad Ciudadana, el secretario de Interior y Policía, Franklin Almeyda, ha dicho que se programa llevarlo a más sectores, pero no ha explicado cuándo se hará realidad.
El temor es tal en la zona que la asistencia a las escuelas ha mermado y han aumentado los casos tratados por el sicólogo escolar.
Las reuniones conjuntas realizadas por los clubes culturales, las juntas de vecinos y la Policía no han logrado aminorar el problema y, por el contrario, las balaceras se han hecho más reiteradas.
Las organizaciones comunitarias culpan a la Policía de actuar con indiferencia frente a la situación y exigen que se implemente el Plan Barrio Seguro.
“El problema de la Policía es que nunca está cuando ocurre el hecho, llega después que ha pasado todo”, expresa Eduardo Acosta, dirigente del Club 16 de Agosto.
Indica que cuando les exigen a los uniformados actuar, se excusan con el alegato de que detienen a los supuestos infractores, pero que ante la falta de querellas no tienen más opción que dejarlos en libertad.
Las juntas de vecinos elevan su voz y aseguran que el barrio se siente desamparado ante la avanzada de la delincuencia.
“Son niños los que están en esas acciones, forman bandas, se pelan por cualquier cosa, y no hay una calle en la que no haya puestos de droga”, manifiesta Lucas Peña.
En cuanto a la gravedad del inconveniente, el profesor José Ramírez informa que la escuela 16 de Agosto estuvo cerrada por tres días a raíz del incidente del lunes, en el que murió Miguel Ángel Rodríguez Féliz, de 17 años, y además, resultaron heridas otras personas.
Al día siguiente, Wilkins, un hermano del chico, también fue muerto a tiros por agentes policiales.
“Eso del lunes fue un pleito entre pandillas que se armó cerca de aquí, no sé si ese muchacho muerto estaba involucrado en alguna, pero no fue el único baleado”, precisa.
Ramírez expone que justo al lado del plantel, en un edificio en construcción, funcionaba un punto de venta de estupefacientes, que se eliminó al concluir la obra.
Sobre la extensión del Plan de Seguridad Ciudadana, el secretario de Interior y Policía, Franklin Almeyda, ha dicho que se programa llevarlo a más sectores, pero no ha explicado cuándo se hará realidad.
Destacamento PN
En el destartalado cuartel policial de Buenos Aires, el oficial del día se niega a dar declaraciones sobre la acusación que hacen los dirigentes clubistas y comunitarios sobre la complicidad de los agentes con los delincuentes y sobre la muerte de dos hermanos de 14 y 22 años.
“La Policía tiene una persona encargada de dar cualquier tipo de información. Esa es la única persona que puede hablar, vayan allá” se limita a decir el mayor de turno en ese momento.
Mientras, un grupo de personas esperaba porque se les tomaran las denuncias que interpondrían contra ciudadanos a los que acusan de alterar el orden en el barrio, y que aseguran que no se les escucha.
“La Policía tiene una persona encargada de dar cualquier tipo de información. Esa es la única persona que puede hablar, vayan allá” se limita a decir el mayor de turno en ese momento.
Mientras, un grupo de personas esperaba porque se les tomaran las denuncias que interpondrían contra ciudadanos a los que acusan de alterar el orden en el barrio, y que aseguran que no se les escucha.
Una situación que crea preocupación y dejas rastros dolorosos
Mercedes Féliz
“Los ‘tigueres’ son la ley”
“Los policías han armado a los ‘tigueres’ de Buenos Aires, ellos son la ley en ese barrio. Ahora tengo miedo, porque me mataron dos hijos estoy siendo amenazada junto a mis otros muchachos”.
José Ramírez
Problemas sicológicos
“La violencia que se produce en este sector ha creado hasta problemas sicológicos a los estudiantes, muchos han dejado de venir a la escuela, porque en las cercanías ha habido líos y muertes”.
Eduardo Acosta
Nada ha resultado
“Tenemos un plan de cooperación con la Dirección de Control de Drogas, nos hemos reunido con las autoridades, trajimos al general encargado de pandillas, pero la situación sigue igual”.
“Los ‘tigueres’ son la ley”
“Los policías han armado a los ‘tigueres’ de Buenos Aires, ellos son la ley en ese barrio. Ahora tengo miedo, porque me mataron dos hijos estoy siendo amenazada junto a mis otros muchachos”.
José Ramírez
Problemas sicológicos
“La violencia que se produce en este sector ha creado hasta problemas sicológicos a los estudiantes, muchos han dejado de venir a la escuela, porque en las cercanías ha habido líos y muertes”.
Eduardo Acosta
Nada ha resultado
“Tenemos un plan de cooperación con la Dirección de Control de Drogas, nos hemos reunido con las autoridades, trajimos al general encargado de pandillas, pero la situación sigue igual”.
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