martes, marzo 13, 2007

Bush aprovecha gira América latina y relanza el debate migratorio en EE.UU.

-Wall Street Journal Americas


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CIUDAD DE GUATEMALA — El presidente de Estados Unidos George W. Bush está aprovechando su recorrido por América Latina para plantear un decisivo debate sobre la reforma migratoria de ese país. Pero mientras los analistas creen que las elecciones legislativas de 2006 validaron su postura a favor de las políticas proinmigración, su menguante poder político hará difícil que pueda conseguir los votos republicanos que el Congreso necesita para traducirlas en ley.

En lo que parece un intento de recuperar su influencia política, Bush ha resaltado en casi cada una de sus cinco paradas en la región la presión que han ejercido los líderes de América latina para que tome medidas migratorias.

El domingo, en Bogotá, Bush aludió a la "preocupación" expresada por el presidente Alvaro Uribe sobre la necesidad de cambiar la legislación estadounidense. El sábado, en Uruguay, Bush dijo que su par Tabaré Vázquez le "habló elocuentemente sobre la necesidad de [una] política de inmigración que sustente los valores de Estados Unidos".

En su discurso de bienvenida a Bush a Ciudad de Guatemala el lunes, el presidente Oscar Berger volvió a mencionar el asunto, argumentando que la reforma de las normas inmigratorias de EE.UU. ayudaría a "que nuestras naciones se acerquen". Hoy, Bush se reunirá con el presidente de México Felipe Calderón en Mérida.

La primera prueba de fuego de la ley inmigratoria empezará a finales de abril o principios de mayo, cuando el líder demócrata del Senado Harry Reid la someta a votación en el Congreso. Los líderes de la Cámara de Representantes están esperando a ver si el Senado es capaz de tener éxito antes de asumir un asunto con una carga política tan alta.

Como muestra de su propio interés por aprobar la legislación, Reid viajará a México a finales de esta semana, para reunirse con Calderón y otros líderes políticos. Pese al apoyo que durante tanto tiempo habían demostrado los demócratas por el mismo enfoque que ahora defiende Bush, serán los votos republicanos los que jueguen un papel clave en el futuro del proyecto de ley.

Los republicanos pueden haber aprendido una lección en las elecciones de 2006, cuando su sector antiinmigratorio sufrió pérdidas inesperadas. En los dos distritos electorales donde los demócratas ganaron escaños en Arizona, los dos candidatos republicanos derrotados hicieron campaña a favor de medidas antiinmigratorias, exhortando a imponer normas de seguridad más estrictas en la frontera.

En general, los republicanos vieron cómo su porcentaje de votos hispanos cayó a un 30% frente a un 44% en 2004, según varios cálculos preliminares. Esto se explica en parte por el matiz antiinmigrante de muchos de sus candidatos. Además, parece que la falta de acción por parte de los republicanos en el Congreso en la reforma inmigratoria de 2005 y 2006 empeoró su imagen y contribuyó a la consiguiente pérdida de sus mayorías en el Congreso y el Senado.

No obstante, otra importante consecuencia de las elecciones legislativas de 2006 fue el debilitamiento de la posición política de Bush. Esto complicará sus opciones de influir sobre los republicanos, a medida que se acercan las votaciones cruciales.

Al igual que muchos demócratas, Bush es partidario de una amplia legislación que mejore la seguridad fronteriza y abra las puertas para que más trabajadores lleguen a EE.UU. con permisos de empleo temporales.

También quiere crear una forma "racional" para que los inmigrantes indocumentados que ya están en Estados Unidos obtengan estatus legal sin tener que "echar gente", dijo en Uruguay.

La Casa Blanca ya está negociando el tema de inmigración con los legisladores, dijo Tamar Jacoby, una experta en inmigración del Instituto de Manhattan, de tendencia conservadora. "La Casa Blanca sabe que su influencia es limitada y ha pensado mucho en cómo usarla de la forma más efectiva", explicó. "Ha decidido que este año, a diferencia del anterior, tiene sentido obtener un acuerdo bipartidista lo más pronto posible."

Muchos defensores esperan que el nuevo poderío de los demócratas los obligue a sentirse obligados a aprobar leyes, para mostrarle al público y a sus simpatizantes hispanos que pueden ofrecer resultados bipartidistas. Sin embargo, si eso no sucede para fin de año, existe el temor de que las posturas vuelvan a polarizarse de cara a la campaña presidencial de 2008.

Según el Departamento de Seguridad Interna, las detenciones en la frontera entre octubre y febrero bajaron a 304.000, un 30% menos que en el mismo período del año pasado.

Por John D. mcKinnon
The Wall Street Journal

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