Santiago.‑ Cuando a media tarde del martes pasado, Celenia Esperanza Rodríguez Payamps hizo acto de presencia entre los pocos familiares que aún conservaba en esta comarca, llenó de alegría el lugar y nunca dio notaciones de que era víctima de un problema que horas después la llevaría a suicidarse.
En las primeras horas del miércoles, esta comunidad enclavada en la parte más profunda del Sur de Santiago se estremeció cuando recibió la información de que el día anterior ella se envenenó en una de las habitaciones del Hotel Gran Almirante, terminando así con su existencia.
Hacía alrededor de 23 años que Celenia había salido hacia Estados Unidos junto a su esposo Miguel Angel Sánchez Payano, pero nunca dejó de visitar a sus pocos parientes y amigos con quienes creció en este paraje.
Tras llegar el lunes desde Nueva York, hospedarse junto a su esposo en el hotel y descansar, al día siguiente visitó a José Rodríguez, el hermano que aún vive aquí, pues los demás, once, residen en aquel Estado norteamericano y, como de costumbre, rápidamente reunió en torno a ella a los primos, sobrinos y vecinos.
Cuenta su hermano que con ellos pasó más de dos horas de esa tarde, "y tengo la convicción de que en esa oportunidad derrochó más alegría y optimismo que nunca, por lo que todavía no nos reponemos del golpe emocional que ha significado su muerte".
De ahí que nadie en este lugar tenga la menor idea de los motivos que tuvo Celenia para quitarse la vida, tras ingerir un raticida que horas antes había comprado en una veterinaria de Licey.
Y nisiquiera enfocan a su esposo Miguel Angel como responsable de la desgracia porque, de acuerdo a la versión de sus parientes, las relaciones entre ellos eran muy buenas, de mucha compenetración y no se ocultaban secretos, hasta el extremo que siempre que vinieron desde Nueva York lo hicieron juntos.
Por algunas horas y para fines de investigación, tanto su atribulado esposo como la persona que vendió el veneno fueron interrogados en el departamento de Homicidios de la policía en Santiago, pero fueron dejados en libertad poco después.
Al preguntársele a su hermano José por qué ella y su esposo, siendo nativos de aquí, estaban hospedados en un hotel, respondió que aunque tenían una residencia en Santiago, está alquilada y que, como siempre venían por poco tiempo, preferían alojarse en ese tipo de lugares.
De acuerdo a la versión de sus familiares, cuando Celenia decidió quitarse la vida estaba sola en la habitación, pues su esposo había salido para una gallera.
La penúltima vez que estuvo aquí hace cuatro meses, cuando vino por algunos días al velatorio y entierro de su padre. El martes se despidió con la garantía de que volvería antes de regresar a Nueva York.
En sus casi 34 años de matrimonio con Miguel Angel, Celenia procreó dos hijos, José Miguel y Diosmeri Sánchez Rodríguez. Cuando cumplieron 25 años de casados, renovaron sus votos matrimoniales con una fiesta a la que fueron convocados todos los residentes en esta comunidad.
Velatorio y sepultura
En vista de que el grueso de sus parientes más cercanos reside en Nueva York, quienes no pudieron venir de inmediato por la suspensión de los vuelos por una tormenta de nieve, el velatorio de sus restos comenzó al mediodía ayer, en la Funeraria Blandino, de Santiago y serán sepultados hoy, en el cementerio de la calle 30 de Marzo, dijeron parientes.
El cadáver de Celenia Esperanza fue llevado el jueves en la mañana hacia la capital, donde fue depositado en un cuarto frío, a fin de que se conservara para dar tiempo a que sus familiares llegaran de Nueva York.
Un empleado de la Funeraria Blandino explicó que los restos no pudieron ser mantenidos aquí en Santiago porque no existe un cuarto frío que pueda satisfacer ese tipo de requerimientos.
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