Los Tiempos, Bolivia
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Washington.-El secretario de Justicia de EEUU, Alberto Gonzales, reconoció hoy que hubo omisiones de su parte y que debió estar más involucrado en el proceso de destitución de ocho fiscales federales, pero reiteró que no renuncia.
"Mi permanencia en el cargo está en manos del presidente" George W. Bush, señaló el funcionario en presentaciones esta mañana en programas de la televisión.
La destitución de los fiscales federales, que son designados por los presidentes, es atribución del Poder Ejecutivo y se tramita por el Departamento de Justicia.
En 1993, la entonces secretaria de Justicia, Janet Reno, en el comienzo de la administración del presidente Bill Clinton, destituyó a los 93 fiscales federales.
El despido de los ocho fiscales ha llamado la atención del Congreso, tras conocerse que varios líderes republicanos, entre ellos el senador Pete Domenici, presionaron para agilizar las investigaciones de fraude electoral contra varios demócratas en lugares como Filadelfia, Milwaukee y Nuevo México.
La premura de los republicanos se debía a que se acercaban los comicios legislativos del pasado siete de noviembre, y la oposición política preveía una clara victoria en las urnas.
El senador demócrata Patrick Leahy dijo en un comunicado que se trata de "un abuso de poder cometido en secreto para producir ciertos resultados en nuestro sistema judicial, para después cubrir las huellas" y que tanto Bush como Gonzales "tienen la responsabilidad de establecer las normas morales de esta Administración".
Gonzales dijo a la cadena CNN de televisión que él le encargó a su jefe de gabinete, D. Kyle Sampson, que determinara si el Departamento de Justicia "podía hacer algo" después de que la entonces abogada de la Casa Blanca, Harriet Miers, sugirió la destitución de todos los fiscales federales.
"Yo no estaba de acuerdo con esa idea", dijo Gonzales. "Yo confié en que mi jefe de gabinete llevaría adelante el proceso y revisaría todos los nombres en el Departamento".
Sampson entregó a Gonzales la lista de ocho fiscales que fueron destituidos, en una medida que ha causado un furor político en Washington, y por la cual ahora los demócratas piden la renuncia de Gonzales, mientras que su jefe de gabinete ya dimitió.
Los demócratas, que tienen ahora mayoría en ambas cámaras del Congreso, han denunciado que los ocho fiscales han sido destituidos por razones meramente políticas y han reclamado la renuncia de Gonzales.
"Yo trabajo para los estadounidenses y estoy en este cargo por decisión del presidente", aseguró hoy Gonzales en declaraciones realizadas en distintos programas de la televisión comercial y por cable de EEUU.
"Creo que todos pueden ver lo que ha estado haciendo nuestro Departamento, la investigación de casos de corrupción pública, la persecución de los acosadores de menores", indicó, tras señalar que el desempeño de ese departamento "ha sido destacado".
"Pienso sí (que en cuanto a los fiscales) cometí algunos errores y tomaremos las medidas para asegurarnos de que no ocurra otra vez", dijo.
El diario The Washington Post indicó hoy en su editorial que "nada en los antecedentes (de Gonzales) da razón alguna para creer que algo cambiará en el Departamento bajo su liderazgo".
El editorial no pidió explícitamente la renuncia de Gonzales, pero señaló que si este funcionario "no fue capaz de obtener respuestas claras de su propio asistente ¿qué hace al frente del Departamento?".
El editorial de The New York Times sostuvo que "Gonzales ha mostrado por qué fue elegido para tal cargo: está dispuesto a venderle al público cualquier insensatez".
Según el Times, la destitución de ocho fiscales federales "es apenas una parte del historial sórdido de la Administración Bush que ha usado (los ataques terroristas de) septiembre de 2001 con los motivos más viles: la perpetuación del poder por el poder mismo".
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