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JALALABAD, Afganistán (Reuters) - Dieciséis civiles afganos murieron tras una "compleja" emboscada de los talibanes contra un convoy estadounidense en la que hubo un atentado suicida con coche bomba y disparos de los extremistas, según dijo el domingo ejército de EEUU en Afganistán.
Las autoridades afganas dijeron que 10 civiles habían muerto y que 30 más habían resultado heridos, al menos ocho de ellos cuando los soldados estadounidenses abrieron fuego tras la explosión.
Cientos de afganos protestaron después del incidente, lanzaron piedras a la policía y bloquearon la carretera cerca de la ciudad de Jalalabad, en el este del país, donde sucedió el ataque.
El ejército de EEUU dijo que sus soldados habían abierto fuego para defenderse de una "compleja emboscada" pero no aclaró cómo murieron los 16 civiles y por qué hubo 24 heridos. El incidente estaba siendo investigado por las fuerzas estadounidenses y afganas, agregó.
Previamente, un portavoz del gobierno provincial dijo que habían muerto civiles cuando los soldados que iban en el convoy abrieron fuego después de la explosión.
"Los soldados del convoy dispararon en defensa propia, lo que resultó en la muerte y las heridas de algunos civiles", declaró el portavoz, Noor Agha Zwak.
El portavoz de la policía provincial Abdul Ghafour dijo que los soldados estadounidenses eran responsables de las víctimas civiles. El vicegobernador provincial Abdula Wafa señaló que se habían registrado 10 muertes de civiles.
Por su parte, el ejército estadounidense echó la culpa a los talibanes.
"Lamentamos la muerte de ciudadanos afganos inocentes como resultado de un acto cobarde de los extremistas talibanes", dijo el teniente general David Accetta en un comunicado.
Un miembro del ejército estadounidense resultó herido.
En otro incidente, dos soldados británicos murieron por el ataque de un cohete durante operaciones en el sur de Afganistán, según informó el domingo el Ministerio de Defensa de Reino Unido.
La muerte de civiles es un asunto sensible para los soldados extranjeros y para el presidente Hamid Karzai, respaldado por los países occidentales.
Hay más de 45.000 soldados extranjeros en Afganistán para combatir un resurgimiento de los talibanes, que han amenazado con una ofensiva en primavera después del año más sangriento desde que fueron derrocados en 2001 por el ejército estadounidense.
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